La colposcopia se considera el segundo paso del cribado precoz del cáncer de cuello uterino. Es una prueba muy sencilla e indolora que, por tanto, podemos realizar en el ámbito de la consulta.
Gracias a esta técnica podemos ver de forma ampliada la superficie del cuello uterino mediante un aparato óptico que amplifica las imágenes. Esta visión más detallada la podemos complementar con el uso de distintas tinciones, como el ácido acético o el lugol, que tiñen ciertas células, lo que nos permite identificar con mayor precisión las zonas alteradas y realizar biopsias dirigidas.